Había una vez una corneja y su pareja, que habían construido su
nido sobre una higuera. Una enorme cobra se metió dentro del tronco hueco y se
fue comiendo los polluelos, a medida que la corneja los empollaba. La corneja y
su marido no querían mudarse de allí, porque amaban aquel árbol. Así que fueron
a ver a su amigo el chacal, para que los aconsejara. Este los ayudó a elaborar
un plan de acción. La corneja y su marido revolotearon por los alrededores.
Cuando la corneja se acercó a un estanque, vio bañarse allí a las mujeres de la
corte del rey; las vestimentas, perlas, collares, gemas y una cadena de oro yacían
junto a la orilla. La corneja tomó la cadena de oro en su pico y voló rápidamente
hacia la higuera, mientras los guardias eunucos la perseguían. Citando, llegó al
árbol, dejó caer la cadena en el hueco del tronco. Cuando los hombres del rey
treparon al árbol para rescatar la cadena, vieron la cabeza de la cobra. De
modo que mataron la serpiente con sus bastones, recuperaron la cadena de oro y
regresaron al estanque. Y la corneja y su marido vivieron felices en su querido
árbol. (Cuento del Panchatantra, Siglo IV)